Cada año, se realizaba la fiesta de Huitzilopochtli llamada PANQUETZALIZTLI, en la cual se realizaba una representación de esta batalla entra Huitzilopochtli y Coyolxauhqui, donde prisioneros de guerra eran sacrificados y arrojados sus cuerpos desde lo alto del adoratorio de este dios, quedando junto a la escultura de Coyolxauhqui, donde eran desmembrados sus cuerpos, de igual manera, como sucedió en la leyenda.

Sabemos que la escultura de Huitzilopochtli se modelaba con semillas de amaranto, y que en su interior se colocaban unas bolsas que contenían jades, huesos y amuletos que le daban vida a la imagen. Para amalgamar las semillas de amaranto, éstas se mezclaban con miel y sangre humana. El proceso de confección de la fi­gura, llevado a cabo anualmente, concluía con su vestido y ornamentación mediante tocados de plumas y textiles muy elabo­rados, y con la colocación de una máscara y un colgante de oro que daban su identidad a la efigie del dios solar.Precisamente, durante las fiestas del mes indígena de Panquetzaliztli, dedicado al ceremonial de Huitzilopochtli, el clímax de la fiesta consistía en la repartición del cuerpo de amaranto, miel y sangre entre todo el pueblo; su ingestión representaba la comunión con la deidad y estrechaba el vínculo entre el hombre y sus creadores.